Un Exito Con Beachcaster Rig!

Ed Betteridge es un conocido pescador en Inglaterra, ésta es una historia de una sesión de pesca que comienza con una llamada de teléfono que le hace cambiar a un plan alternativo, el cual termina positivamente al saber aprovechar las oportunidades que tenia.

Recibí una llamada muy temprano el sábado por la mañana para decirme que Choco una conocida carpa, había salido de mi zona favorita de pesca en Stoneacre. Por suerte aún estaba despierto, porque acababa de volver de pasar la noche fuera, y de haber visto un partido de futbol en el que el equipo de Inglaterra jugó fatal. Tenía que ir al lago al día siguiente, pero como Choco ya había salido y es la única carpa que realmente quería pescar en ese lago, decidí probar suerte en otro lago: Christchurch. Este lago siempre me ha traído mala suerte ya que siento que nunca me ha ido tan bien como debiera. Tengo que admitir que casi siempre que fui a pescar ahí no era un buen momento (casi siempre era invierno), pero aun así quería corregir el desequilibrio.
El pronóstico del tiempo daba sol y calor con temperaturas rondando los ventipico grados, así que me aseguré de llevar protector solar y galletas de perro para pescar en superficie.Pic 14

 

Al llegar, vi que había bastantes peces allí donde soplaba una ligera brisa. Las dos zonas principales en ésta zona ya estaban cogidas pero había una pequeña área discreta al fondo de la orilla donde no había nadie, así que llegue con mi carretilla allí y empecé a montar una caña con flotador.

Al estar el lago en un parque de ocio había muchas aves acuáticas, lo que dificulta la pesca con flotador estándar, así que prepare una caña Beachcaster, una táctica donde la línea se eleva por encima de la superficie.

La mayoría de los patos parecen desconfiar de la línea en el aire y se mantienen a una distancia segura, dejando mi cebo tranquilo y permitiendo echar ofrendas gratuitas por la zona. Más o menos una hora después de haber lanzado la caña, me di la vuelta unos segundos para preparar el vivac para la noche, y al darme la vuelta no vi el flotador. La línea de la caña seguía en la misma dirección, pero desaparecía bajo el agua donde antes estaba mi cebo y no se movía nada. Normalmente la picada con Beachcaster es violenta, la caña tira y la bobina sale disparada, ¡así que tardé un par de segundos en darme cuenta de que habían picado!

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El pez estaba entre dos aguas después de haber tensado la línea y sin duda alguna estaba intentando librarse del anzuelo. Lo recuperé, pasando el mosquetón por los nudos corredizos hasta que la línea estuviera tensa, y luego seguí normalmente. Había un pez mucho mayor nadando cerca del que estaba intentando sacar, así que fue un anticlímax cuando vi que el mío pesaba apenas 12kg, pero no debería haberme decepcionado, porque era una carpa rechoncha y musculosa.

Los pescadores habituales me dijeron que la pesca a fondo en esta zona solía ser pobre, y al final de una noche sin resultados demostraron tener razón. Sin embargo, los peces volvieron a salir a la superficie a las 6 de la mañana para aprovechar la salida del sol más temprana del año: el solsticio de verano. Rápidamente preparé otra vez el Beachcaster.

Había estado experimentando poniendo un poco de termo reducible en el anzuelo para que se agarre mejor a la boca del pez (como un aparejo de fondo) y al juzgar por el anzuelo en la boca del pez que había sacado el día anterior parece que funcionó. Sin embargo, con las prisas, el aparejo rozó el hervidor caliente y por suerte no se fundió sino que solo perdió algo de color, así que lo monté fuera y mientras prepararía otro. Justo cuando el nuevo aparejo estaba listo, un grupo de peces se movió bajo mi cebo de superficie. Sólo pude ver sombras, pero estaba claro que había una mucho mayor que las demás. Otras dos más pequeñas estaban una delante de otra y pasaron cerca del cebo, pero la mayor fue directa al grano, frenó ligeramente y lo engulló. Reaccioné enseguida pero el pez no embistió, sino que se quedó entre dos aguas como el de 12kg. En cuanto empecé a pelear con él supe que algo no iba bien. El mosquetón no se deslizó a lo largo de la línea como debería hacerlo, y luego cuando el pez salió a la superficie vi qué era lo que estaba mal: el aparejo trenzado estaba enrollado alrededor del nudo corredizo impidiendo que se deslizara a lo largo de la línea. Fuera lo que fuese lo que el pez había hecho para deshacerse del anzuelo antes de que yo agarrara la caña había enmarañado el anzuelo y la línea, lo que significaba que tenía que ocuparme del pez con 10 metros de línea, con el plomo y el corcho. El pez tampoco me lo puso fácil, opuso mucha resistencia y sacó 18 metros de línea de forma lenta y deliberada, para después pararse en una gran cama de algas. Pensé en coger la barca pero finalmente mi constancia fue recompensada y el pez empezó a moverse. Conseguí hacerlo avanzar unos 15 metros hacia mí, arriesgándome más de lo que habría querido porque había muchas algas en la línea, sobre todo alrededor el flotador y el plomo unas 10 metros detrás, pero tenía que hacer que siguiera en marcha para que no volviera a pararse. El pez iba de lado a lado, atrapado por una parte por mi caña y por otra por las algas alrededor del plomo. La suerte estaba en mi contra y finalmente con un cabezazo violento se liberó. Una vez recuperado, vi que el enganche del anzuelo se había ido por haberlo fragilizado con el hervidor. Fue un error mío de principiante y me maldije durante el resto del día y me arrepentí de haber dejado escapar ese pez. Aun así no estoy seguro de haber podido recuperarlo en esas circunstancias.
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Un par de horas después vi que el tipo en la zona de al lado estaba recogiendo para irse, y esa zona ofrecía más o menos las mismas posibilidades de pesca en superficie, pero tenía mayores estadísticas de pesca de fondo, así que no dudé y me preparé para cambiar de lugar. La mitad de mi kit estaba en el sitio nuevo y el resto dentro de mi carretilla lista para el traslado, cuando vi que habían picado. Esta vez el pez no intentó ningún truco para liberarse del anzuelo y pesqué otra carpa de 12 kg y sin problemas con el aparejo.

El calor era intenso en este nuevo lugar y los peces no tenían ningún interés en comer, sólo pasaban por ahí con los lomos fuera del agua tomando el sol. Aproveché para empezar a preparar un aparejo con la esperanza de encontrar el lugar perfecto para los cebos de fondo. En este tipo de aguas suele haber un claro entre las algas creado por el uso del cebo de la pesca. 55 metros hacia el árbol más alto había una gran área de de grava, obviamente éste era lugar en el que los peces seguramente buscarían cebo. Mientras los peces disfrutaban del sol prepare 3 kg de boilies troceados y enteros, un nuevo tipo de boilie que estoy ayudando a diseñar. Los peces estaban habituados al spodding y apenas se asustaron cuando uno grande saltó a apenas unos metros. Tuve que parar varias veces porque los peces seguían nadando como si nada. No estoy acostumbrado a que las carpas muestren tal indiferencia ante las alteraciones del cohete porque suelo pescar en zonas amplias con pocas reservas.
A las 6 de la tarde llegó un poco de acción, otra vez en la superficie pero esta vez la picada fue tan violenta que sacó la caña del soporte y se la llevó!

No tuve tiempo de ponerme las botas así que me tiré detrás de ella. Justo cuando atrape la caña e intente calmar al pez, una de las cañas que había puesto a fondo junto a los juncos empezó a sonar! No había nada que pudiera hacer, tenía que concentrarme en el pez que tenia, y la otra picada se había quedado rezagada, al menos estaba alejándose del peligro de los juncos.

El pez tiraba a una velocidad increíble y se alejaba cada vez más con cada carrera, pero sabía que no era un pez enorme por su rapidez y por falta de peso en la resistencia cuando no se movía. ¡Aun así me sorprendió que solo pesara 8 kg! En cuanto lo tuve en la sacadera me fui a por la otra caña y me sorprendió ver que el pez seguía ahí, se había movido hacia mi orilla y según lo iba recuperando se soltó. No parecía muy grande y aún no estoy seguro de si era o no una carpa. Es raro pescar otras especies en el lago, pero ahora ya nunca lo sabré.

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Me sorprendió lo bien que se agarró el anzuelo usando la caña de superficie, porque estaba usando uno pequeño (un Korda Mixa tamaño 10) con una caña 3,5 que generalmente sería demasiado para pescar con flotador y aún más con picadas a 150 metros, pero la Greys Torsion hizo un buen trabajo.
He oído decir que las picadas de carpa en Christchurch pueden ser muy exigentes, y después de mi experiencia puedo confirmarlo, pero esa mañana temprano tuve una llamada incesante procedente de donde estaba la alarma. Salí volando de la hamaca para ocuparme de la caña. La lucha fue bastante larga y pesada, con algunas carreras lentas; consiguió meterse debajo de otra línea pero no hubo mayor problema y enseguida el pez estaba en mi red. Con un movimiento rápido le moví la cabeza dentro de la red y vi por la anchura de su lomo que tenía una de las grandes. Levanté la malla ligeramente, dándole la vuelta al pez y a pesar de no conocer muy bien los peces de Christchurch, inmediatamente lo reconocí gracias a un colega que la via pescado en invierno y enseñado la foto: era Pooley.
Me alegré mucho de haberlo conseguido porque es un pez impresionante con grandes escamas en la línea lateral y otras más pequeñas, como perlas a los costados y de color oscuro, ¡todo un guerrero ingles! También fue mi primer pez con el nuevo cebo.

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A medida que iba avanzando el día el viento ondulaba la superficie de lago, manteniendo a los peces alejados de ella, así que tire la toalla con el flotador y separé el resto del cebo en boilies para la noche. La noche transcurrió sin más y de pronto, cuando me desperté repentinamente por la mañana, una bandada de patos asustados dispersándose del punto donde estaba pescando, y entonces me di cuenta de su pánico y la razón de mi repentino despertar. Mi bobina salía disparada y la caña gemía para llamar mi atención. Tras otra lucha de perros al fin recuperé una increíble carpa de 13 kg en mi red. Un final fantástico para esta sesión en unas aguas en las que no esperanzas en pescar.