Vamos a hablar sobre las carpas y sus capacidad sensoriales, bajo el agua. En la Parte frontal de la cara sobre la boca y cerca de los ojos, están situadas dos cavidades nasales llamadas narinas. Estas fosas se encuentran divididas, mediante un diafragma cutáneo, en dos aberturas de modo que el agua entra en una de ellas, es forzada a penetrar en un saco sensitivo y expulsada hacia el exterior. El saco sensitivo compuesto por una membrana dispuesta en forma paralela o radial posee el epitelio olfativo y está conectado por un sistema nervioso al lóbulo olfativo del cerebro.
El gusto es también un sentido bastante desarrollado en las carpas y es percibido por medio de unas células sensoriales (o papilas gustativas) agrupadas en una especie de botoncillos situados en diversos lugares del cuerpo. Se encuentran más cantidad de ellos en las proximidades de la boca, labios, barbillones y dentro de la cavidad bucal. Las papilas gustativas que están presentes en los barbillones tienen por finalidad cooperar en la búsqueda del alimento sobre el fondo, donde estos peces buscan su comida habitualmente.
El oído por su parte es un mecanismo que se encuentra aislado del exterior. Por lo tanto, si lo comparamos con el oído humano podríamos decir que las carpas son sordas, pero por el contrario tienen un oído muy fino. El sistema auditivo se basa en la percepción de las vibraciones que producen los sonidos. Como es sabido, los sonidos se propagan por el aire a una velocidad de entre 331 y 343 metros por segundo (dependiendo de la temperatura y la presión atmosférica). En el agua esa velocidad se cuadruplica ya que la propagación se produce entre 1425 y 1500 metros por segundo (en este caso depende de la temperatura y densidad). Básicamente el oído de las carpas está formado por un saco en el que se encuentran alojadas tres cámaras. La cámara superior denominada utrículo (U), es responsable del equilibrio actuando como nivel, indicando al pez la posición en la que se encuentra. La cámara inferior, sáculo (S)recibe las vibraciones y la posterior, lagena (L) retransmite esas vibraciones sonoras hacia los órganos sensitivos cerebrales.
La sensaciones sonoras pueden provenir del aire exterior (como por ejemplo las provocadas por el pescador al caminar por la orilla) y luego penetrar en el agua o directamente ser generados en el agua por cualquier objeto como por ejemplo el contacto del plomo con el agua.
El sentido de la vista de la carpa tiene muy pocas variaciones con respecto al humano. Podemos observar en la figura de más abajo el ojo de carpa a la izquierda y humano a la derecha.
C. Cornea, I. Iris, L. cristalino, CM. músculo ciliar, lg. Ligamento, M. Músculo retractor del cristalino, S. Esclerótica, ON. Nervio óptico, R. Retina. |
La carpa carece de párpados, lo cual hace que no pueda dejar de ver los elementos que le rodean aunque lo desease. El iris tiene una abertura fija incapaz de adaptarse a los distintos niveles de iluminación. Por lo tanto los ajustes necesarios se realizan por medio de los fotorreceptores, que son células especializadas, sensibles a la luz, ubicadas en la retina. Al igual que los ojos humanos, los del pez están equipados con células bastón y células cónicas a nivel de la retina. Las células bastoncillos son los fotorreceptores para poca iluminación y las células cónicas son receptoras para condiciones de luz intensa (digamos “luz diurna”). Como límite entre luz intensa y luz débil se podría establecer la que emana de una bombilla de 25wats. Es decir, que unas u otras células dejan de actuar cuando la iluminación llega al límite mencionado.
Durante los períodos de gran luminosidad, las células cónicas son desplazadas a niveles más profundos de la retina, donde quedan protegidas de la luz intensa por células fuertemente pigmentadas. Cuando la iluminación cae por debajo de los niveles de una bombilla de 25wats, la posición de los fotorreceptores se invierte. Este intercambio de fotorreceptores no es muy rápido, pudiendo tardar entre 2 y 3 horas.
Cuando llega la noche, las células bastoncillos se sitúan en la superficie de la retina y se extienden plenamente, quedando en esa ubicación durante varias horas. El proceso comienza a invertirse por sí mismo y lentamente como si estuviera regido por un reloj biológico, ya que la preparación retinal para el alba comienza varias horas antes de que los primeros rayos solares toquen la superficie del agua.
Las carpas son miopes o cortas de vista. Esto presupone que sus ojos toman una posición que les permite visualizar con mayor claridad aquellos objetos cercanos, cosa muy importante ya que la mayoría de las aguas son turbias o poco iluminadas y de nada serviría tener visión a larga distancia cuando el alimento sólo puede verse a distancias cortas. Se podría decir que la miopía de la carpa tiene un sentido y una utilidad práctica.
Como todos sabemos, estos peces tienen ubicados sus ojos en los laterales del cuerpo, esto provoca una zona de visión binocular frente a la boca del pez. En esta zona estrecha su vista es más aguda y pueden medir la profundidad o distancias necesarias para obtener alimentos que se encuentran en movimiento como cangrejos, camarones, pequeños pececillos… Ocurre todo lo contrario en los amplios campos de visión laterales, pierden el sentido de la profundidad pero a cambio le permite ver objetos situados detrás de ellos y detectar cualquier movimiento que se produzca en estas zonas.